Dos de los más grandes sindicatos de Brasil rechazaron una invitación para reunirse con el presidente interino Michel Temer, lo que subrayó los desafíos que enfrenta el nuevo líder de la nación más grande de América Latina en medio de un polémico proceso de destitución. Otros cuatro sindicatos sí enviaron a sus representantes para reunirse con Temer en Brasilia.
Temer asumió la presidencia la semana pasada después que la presidenta Dilma Rousseff fue suspendida por el Senado por presuntamente emplear trucos contables para maquillar el enorme déficit del presupuesto federal.
Rousseff ha dicho que no cometió delito alguno y que luchará durante el juicio del Senado que se llevará a cabo en los próximos seis meses. Temer será presidente mientras se lleve a cabo ese proceso, y terminará el mandato correspondiente a Rousseff en 2018 si resulta destituida permanentemente.
A pocos días de ocupar el puesto, Temer está siendo muy criticado por sus nombramientos al gabinete, sus ideas para reformar el sistema de pensiones y la propuesta para aumentar los impuestos para apuntalar el presupuesto.
El objetivo de la reunión del lunes era lograr un conceso alrededor del generoso sistema pensionario de Brasil, algo que los analistas consideran necesario para comenzar a sacar al país de su peor recesión desde la década de los 1930. En Brasil, muchos trabajadores públicos pueden retirarse al poco tiempo de cumplir 50 años.
El Sindicato Central de Trabajadores, el más grande el país y muy vinculado con el Partido de los Trabajadores de Rousseff, no asistió. El sindicato “no reconoce a golpistas como gobernadores”, dijo en un comunicado, en el que también exigía la reintegración de Rousseff. El tercer sindicato más grande, la Central de Trabajadores de Brasil, también desdeñó a Temer.
Entre los dos gremios están cubiertos alrededor de 42% de los 9 millones de trabajadores sindicalizados, según el Ministerio de Trabajo. Los cuatro que sí se reunieron con Temer representan un 35% de los trabajadores sindicalizados.
Paulo Pereira da Silva, presidente del sindicato Fuerza Sindical que sí asistió, dijo que los participantes acordaron crear un grupo de trabajo para discutir la reforma a las pensiones en el próximo mes.
Los ausentes señalaron posibles huelgas en un futuro cercano, dijo Barbara Castro, especialista laboral y profesora de ciencias políticas en la Universidad de Campinas.
“Esto demuestra que vendrán más problemas”, dijo Castro a The Associated Press, y agregó que “hoy fue un ensayo general”.
No fue la única dificultad del lunes para Temer.
El nuevo ministro de Justicia dio una entrevista al diario Folha de S. Paulo en donde dijo que Temer no debería escoger a su principal fiscal de una lista compilada por otros fiscales.
Hacerlo así permite una independencia legal porque el presidente no puede simplemente designar a alguien a que obedezca sus órdenes, y la sugerencia causó una lluvia de críticas. La oficina de prensa de Temer dijo después a la televisora TV Globo que el presidente en funciones no seguiría el consejo de su ministro.
Durante el fin de semana, Temer fue criticado por líderes comerciales molestos por la sugerencia del ministro de Hacienda en relación a implementar nuevos impuestos en un futuro cercano. Temer también fue criticado por varios líderes sudamericanos que dicen que no lo reconocerán como presidente de Brasil.
En entrevista con Globo la noche del domingo, Temer buscó responder las críticas. Al hablar de su gabinete conformado exclusivamente por hombres blancos, dijo que quería integrar a gente del “mundo femenino” a su gobierno, un comentario que causó rabia en redes sociales.
Mientras Temer hablaba, la gente en las ciudades principales retumbaba cacerolas, una táctica de protesta en Brasil que busca silenciar a las televisiones que trasmiten a alguien con quien no están de acuerdo.
Para la tarde del lunes, Temer había escogido a una mujer para que ocupara un papel importante en su administración. La economista Maria Silva Bastos Marques será presidenta del banco de inversiones de Brasil, BNDES, informó Folha S. Paulo.
“Las primeras señales (del nuevo gobierno) no son motivadoras. Un gabinete de puros hombres blancos, una serie de decisiones que revierte en pocas horas”, dijo Carlos Eduardo Lins da Silva, de la Fundación de Investigación de Sao Paulo durante una mesa redonda que discutió Brasil en el Wilson Center de Washington. “La pregunta es, ¿tenemos otra opción ahora?”.
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