Nombre: German Zepeda
Delegado: Trabajador Confederación Unitaria de Trabajadores de
Honduras CUTH
País: Honduras
Señor Director General Guy Ryder, señor presidente y vicepresidentes de la mesa, países invitados, delegados y delegadas, de los trabajadores, empresarios y gobiernos.
Es evidente que la situación laboral en la región obedece a las condiciones económicas y sociales de la misma, la criminalización en todos sus aspectos, la tercerización, el narcotráfico, blanqueo de dinero, asesinatos, amenazas, trabajo precario y corrupción, han generado precarización del empleo, vulnerabilidad y criminalización de la acción sindical y finalmente nos empujan hacia la migración inducida, que desintegra familias, que suma a la criminalidad, que eleva los índices de pobreza, que nos obliga a convertirnos en uno de los más de esos 140 millones de compañeros y compañeras que componen el trabajo informal, que nos encasilla en favelas, bordos y cinturones de miseria en las principales ciudades, llevándonos a una irremediable carrera hacia el fondo.
En todo este proceso los mas afectados son los jóvenes y mujeres, quienes poseen un estatus de vulnerabilidad ante la falta de políticas estatales y prácticas de explotación laboral alejándolos cada vez más de un trabajo decente y se someten al yugo de la impunidad laboral, pero también tenemos que mencionar a aquellos adultos mayores quienes, por negligencia patronal y falta de protección del estado no lograron en su vida laboral, cotizar al seguro social para que les permitiera llegar a una vejez con jubilación digna, sino que continúan hasta su muerte, realizando una danza de precariedad laboral de eventualidad y tercerización, sin siquiera ganar un salario mínimo.
De la máquina de vapor a la furia de la 4 revolución industrial 4.0 o la era digital de la industria conectada, este siglo podría llegar a ser el siglo de la precarización Global, en el que las multinacionales dominaran los gobiernos y los gobiernos impondrán la impunidad, como una estrategia de sobrevivencia, nuevas transnacionales provenientes de economías emergentes, están trasladando sus practicas antisindicales y hablando el lenguaje de la explotación laboral a través de la productividad, cuyos efectos en materia de salud serán una recarga para un sistema de seguridad social, actualmente incapaz de generar sostenibilidad.
La Asamblea General de la ONU adoptó en el año 2015, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia, de poner fin a la pobreza en el mundo y que incluye, entre otros puntos, erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria; garantizar una vida sana y una educación de calidad; lograr la igualdad de género; asegurar el acceso al agua y la energía; promover el crecimiento económico sostenido; adoptar medidas urgentes contra el cambio climático; promover la paz y facilitar el acceso a la justicia, retos en los que la OIT aun no parece tener una estrategia clara, ante un débil dialogo tripartito, aunque reconocemos que es una oportunidad para una OIT en la que los obreros y obraras del mundo definen como la ultima frontera laboral.
El proceso sobre el futuro del trabajo, o como se repetido en esta conferencia el trabajo del futuro, tiene que enfrentar y solucionar retos como la educación profesional, el trabajo infantil, la seguridad social, la productividad y el horario, el trabajo forzoso y la desigualdad, para lograr su objetivo de trabajo decente y con dignidad. En los años 60 surgió como una alternativa a pequeños productores en la búsqueda de nichos de mercado, ahora se convierte en una amenaza antisindical con poder de multinacional, el Comercio Justo o FairTrade, a través de su imagen social pretende sustituir la organización sindical, a través de su normativa de ética a la ley laboral y con su reglamento de premio sustituir la contratación colectiva, su nueva visión meramente comercial y altamente competitiva, lo ha convertido en un explotador laboral con sello social.
Finalmente, el reto es de todos y todas, gobiernos, empresarios y trabajadores, pero solamente podemos enfrentarlo con la capacidad normativa de una OIT, comprometida con la promoción de la justicia y el dialogo social y que conlleve a una regulación de las multinacionales de la tecnología, en una América donde el trabajo informal, el trabajo infantil, el trabajo doméstico y el despojo de los pueblos indígenas y tribales, sigue siendo un verdadero reto social y que se vuelven aún más vulnerables, ante la competitividad de las economías emergentes y los nuevos modelos comerciales.