Bert Schouwenburg | Foto: Giorgio Trucchi
Sobre este tema, La Rel conversó con Bert Schouwenburg, delegado internacional de GMB, organización sindical del Reino Unido que integró la misión internacional que en los días pasados visitó Honduras.
-Tras la visita de la misión internacional, ¿qué idea te has hecho de Fyffes?
-Cuando el año pasado estuve en Honduras y visité las comunidades donde viven las trabajadoras de las meloneras, la situación era muy complicada porque temían que las subsidiarias de Fyffes no las iban a recontratar para la nueva temporada.
Regresando ahora constaté, con cierta satisfacción, que la inmensa mayoría de trabajadores y trabajadoras organizadas ya estaban trabajando, aunque quedaron afuera 35 personas que siguen exigiendo su recontratación.
Lo lamentable es que nada ha cambiado en cuanto al respeto de sus derechos laborales y sindicales. Las subsidiarias de Fyffes continúan manteniendo una actitud fuertemente antisindical.
Esto no debe sorprendernos porque es una constante en la política laboral de Fyffes.
-¿Por qué dices eso?
Unas semanas antes de salir para Honduras, GMB presenció la asamblea extraordinaria de los accionistas de Fyffes, y tuve la oportunidad de preguntar a David McCann, presidente de la compañía irlandesa, qué pensaba hacer para mejorar las condiciones de trabajo en las plantaciones de Honduras y Costa Rica.
Mostró total indiferencia y me respondió que no estaba interesado en estas cosas.
Lo que más me indigna es que Fyffes es miembro fundador de la ETI, tiene un asiento en su junta directiva y hasta se jacta de ello.
Al mismo tiempo, el respaldo que los sindicatos le dan a la ETI le otorga una legitimidad que simplemente no merece. En el Reino Unido, por ejemplo, la central de sindicatos británicos (TUC por su sigla en inglés)1 apoya a la ETI, y eso no puede seguir así.
-¿Podemos ampliar este concepto?
-Para nadie es un secreto que la ETI es esencialmente corrupta. No solamente no hace nada para las y los trabajadores, sino que legitima a empresas transnacionales que, como Fyffes, son extremadamente antisindicales.
Es una alianza de grandes compañías transnacionales, organizaciones no gubernamentales (ONGs) y sindicatos, cuya estructura depende exclusivamente de los aportes económicos y contribuciones de las empresas y el gobierno británico. ¿De qué código de ética podemos hablar entonces?
No nos puede sorprender, entonces, si Fyffes, una de las peores empresas que he conocido en América Latina, sigue siendo miembro de la ETI.
En este sentido, creo que GMB debe presentar una moción ante el TUC para desafiliarse de la ETI, y que todos los sindicatos que lo integran hagan lo mismo.
Ya no podemos seguir legitimando estas barbaridades.
1- El TUC cuenta con la participación de 58 sindicatos, representando a cerca de siete millones de personas de todos los sectores.
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FUENTE: REL-UITA