Producción de piña y banano destroza derechos de mujeres
Camiseta, jeans y botas de hule. Esa es la vestimenta que utiliza Sugeily Sarmiento para trabajar en la plantación bananera ubicada en la finca Palo Verde, en Matina. Cada mañana se enfunda en esas prendas para ir al trabajo, pero no puede borrar de su mente que hace tres meses se le mancharon de sangre al ver interrumpido su embarazo -según denuncia- por la violación a sus derechos laborales.
“El jefe me maltrata. Cuando yo estaba embarazada se acercaba y me decía que yo no paneaba porque ya no servía para nada en esta finca, que personas así no le sirven porque no servimos para nada. Que tenemos que dar el máximo con toda la fuerza”, comentó Sarmiento. A sus 26 años, ella es parte de un grupo de mujeres que asegura ser objeto de acoso sexual, maltrato y hasta agresiones, durante sus labores en las fincas piñeras y bananeras.
DIARIO EXTRA conversó con las trabajadoras tras realizar una visita a varios cantones de la provincia de Limón donde se desarrolla la producción de estos dos cultivos. En sus relatos estas mujeres describen cómo su empleo se vuelve una pesadilla, una vez que deciden afiliarse a un sindicato para intentar preservar sus puestos.
“Yo traje el examen de embarazo a la finca, se lo entregué a mi jefe. Le dije que me ayudara, que yo me sentía mal, que la doctora me había dicho que tenía que cuidarme mucho, él me dijo que eso no era problema de él, que un embarazo no era una enfermedad y que si yo quería estar en la finca tenía que hacer lo que él me mandara. Me dejó siempre paneando, por días me sacaba a sellar. Es uno de los trabajos más difíciles porque requiere mucha rapidez y fuerza.
Un día antes yo le dije que me sentía muy mal, que me diera chance para irme. Me dijo que no. Al día siguiente, el viernes 13 de enero vine a trabajar nuevamente, ya me dolía demasiado, a las 2 de la tarde ya tenía mucho sangrado, tuve que ir al hospital. Me fui hasta con las botas puestas. El doctor me dijo que era por exceso de fuerza, que hacía demasiada fuerza, y me mantenía muchas horas de pie. Trabajo desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde”, narró Sarmiento.
Junto a ella está Jerónima Cruz Romero, su compañera de finca, perteneciente al Grupo Acón.
“Al ser sindicalista, a uno le dan derechos, pero también pierde derechos. Aquí el compañero que hable, que no es sindicalista, lo liquidan. No basta solo eso, sino que los dejan con un castigo que no pueden trabajar por un año en esta finca, y seis meses a nivel del Grupo Acón, alrededor de 32 fincas. Es un hostigamiento constante.
En mi caso es agresión verbal y psicológica. Han puesto a otros compañeros a que me golpeen para provocarme. Golpeándome duramente, yo tengo varios golpes. Pese a los golpes, me dijeron que tenía que tener un testigo. Pero cómo voy a tener testigo si solo trabajamos el engomador y yo. Sos una inútil, me dice cuando pasa cerca de mí, pasa golpeándome”, explicó sin poder contener las lágrimas.
Sus entrevistas fueron interrumpidas, cuando el encargado de Recursos Humanos del Grupo Acón, colocó su vehículo a solo milímetros de donde DIARIO EXTRA les hacía las consultas en las afueras de las fincas, durante su hora de almuerzo. El hombre exigió de forma prepotente se le demostrara que no lo estábamos grabando, y a pesar de indicarle que no se hacía, insistió con un intento de intimidación que este medio le enseñara el teléfono. Al rehusarnos, y en medio de su confrontación, solicitó que saliéramos del lugar.
El testimonio de Sugeily y Jerónima, se repite en el caso de doña Flora Castillo, quien trabaja en la misma plantación desde hace trece años, y minutos antes narró su historia.
“Ahí nos tratan muy mal, si tenemos citas nos dicen que el comprobante no vale, que el doctor le tiene que poner la enfermedad que tenemos: diarrea, hemorragias, la enfermedad que sea. Y nosotros ya le hicimos la consulta a la doctora y nos dijo que eso era prohibido, lo que nos exigen en la finca, porque eso es entre el paciente y el médico.
Yo se lo entregué a mi jefe, y me dijo: ‘Tome el comprobante, váyase a la casa, porque ese comprobante no sirve’. Si no sirve devuélvamelo, le dije yo, y me dijo: ‘Tome para que se limpie el culo’”, relató llorando.
La persecución sindical que alegan también las convierte en víctimas de acoso sexual. Así lo confirma Maricruz Barrantes, quien también labora para la misma empresa.
“Nos proponía (el capataz) que nos desafiliáramos del sindicato. Como yo le dije que no, que respetara porque cada quien estaba donde quería estar, de ahí para acá el trato ha sido muy malo, me quiere redoblar el trabajo y si yo no lo acepto me echan toda la administración encima, los jefes de recursos humanos me hacen llamadas de atención injustas. Es persecución. Desde hace dos meses me acosan sexualmente.
Me afecta mucho porque imagínese que está perjudicando hasta los familiares de uno, a veces uno se siente tan hostigado que no quiere ni levantarse a trabajar”, narró.
Estas vivencias tampoco son ajenas para doña Magdalena Espinoza Funes. Ella trabaja para la Corporación de Desarrollo Agrícola del Monte (Bandeco) y refiere vivir el mismo acoso.
“Es demasiado duro. Desde que yo me afilié comenzó eso. Malos tratos. Ha sido demasiado cansado esto. Si les digo que estoy un poco cansada porque tuve una enfermedad, les digo que me duele el pecho porque tuve una incapacidad hace poco, se ponen bravos. Solo sindicalizándome yo no perdía mi trabajo. Mi trabajo yo lo necesito para que mi hijo siga estudiando, ellos no entienden eso”, explicó.
BANANO Y PIÑA
En Siquirres, seis mujeres más se unen en la misma voz de impotencia. Ellas trabajan en la producción de piña, específicamente para la empresa Hacienda Ojo de Agua Todo Natural
Doña Ileana Álvarez asegura, que, tras más de cuatro años de trabajo, fue despedida por su relación con el sindicato. “Desde que yo me afilié al sindicato, me daban maltrato ahí. Ponen más exigencias en los trabajos. Si las personas se sienten mal por motivos de salud, las amenazan que pueden ser despedidos. Me despidieron injustamente”, aseguró.
Por su parte Wendy Reyes alega que por un mal manejo interno de la empresa sufrió una mala praxis y perdió su bebé, por lo que presentó una demanda en contra de la compañía.
“Me mandaron un tratamiento de tres días, me inyectaron el primer día y al segundo día se me hizo una pelota en la nalga, al tercer día enfermé, me hicieron una herida como de una cuarta. Yo estaba embarazada y perdí ese bebé de tres meses. Yo entré a trabajar con la herida todavía abierta”, contó la trabajadora.
SINDICATOS Y DIPUTADOS
HACEN DEFENSA
Diddier Leitón, secretario del Sindicato de Trabajadores de Plantaciones Agrícolas, así como Donaldo Álvarez Cruz, extrabajador de bananeras ligado a la lucha sindical, acuerpan las denuncias de estas trabajadoras.
“A las mujeres, se les maltrata, se les denigra como mujeres y como trabajadoras. En materia salarial las despedazan y en sus derechos también. El acoso sexual es pan de cada día en estas bananeras. Desgraciadamente las mujeres no tienen cómo comprobar, porque el acoso sexual lo hacen los administrativos a vista y paciencia de todos los compañeros. Pero cuando la compañera afectada solicita la colaboración para testigos, los compañeros no van, pero al capataz sí le sobran testigos”, expresó Leitón.
Añadió el sindicalista: “Aquí en Grupo Acón los informes que tengo de las compañeras es que el maltrato verbal es grotesco, vulgar. Al departamento de recursos humanos lo único que le interesa es que ese capataz le genere cajas y bajos costos. Trabajadoras embarazadas son sometidas a labores que les perjudican, en algunas se usan químicos, cloros fuertes y ahí mandan a mujeres embarazadas, lo que afecta la salud del bebé. Hay jornadas extenuantes de las 6 a.m. a 7 u 8 p.m. Hemos agotado todas las instancias. Hemos ido a la Inspección Nacional de Trabajo, nos hemos reunido con el exministro de Trabajo Víctor Morales, con el ex viceministro Harold Villegas, también con autoridades del Inamu. Hay un expediente en Limón por prácticas desleales a mujeres en Grupo Acón”, enfatizó Álvarez.
Leitón insiste que el Ministerio de Trabajo ha sido inoperante en la defensa a las trabajadoras.
“La situación de las trabajadoras de plantaciones de piña y banano es muy lamentable, allí se violentan los derechos humanos todos los días en materia de salud, de salarios, de jornada laboral. En Finca Jardín de La Rita, la situación para las mujeres es dramática. El gerente de esa finca las trata como animales. En algunos casos no les quieren dar tiempo en periodo de lactancia”, manifestó.
Agregó; “hay una persecución, una discriminación contra los trabajadores y sus familiares. En el Grupo Acón, que es una empresa grande aquí en Costa Rica, cuando los trabajadores se organizan no les vuelve a dar trabajo a los familiares, los despiden, les exigen más responsabilidad que a los no sindicalizados, manifestó el dirigente. El Ministerio de Trabajo es inoperante, no tiene ningún poder, no tiene voluntad, condiciones mínimas para hacer cumplir a las empresas los derechos laborales”, sostuvo.
La presidenta del partido Frente Amplio, la diputada Patricia Mora, asegura que es urgente que el país apruebe una nueva legislación laboral, que fortalezca la inspección laboral, y ponga fin a estas prácticas. Junto a la diputada Sandra Piszk presentó un proyecto de ley en esta línea, pero se mantiene estancado por mociones del Partido Movimiento Libertario.
“Según el proyecto nuestro, hay tres faltas muy graves, el no pago de salarios mínimos u horas extras, el despido de una mujer embarazada o el irrespeto al fuero sindical. La Constitución Política nuestra garantiza el derecho que tenemos los trabajadores de organizarnos en sindicatos, igual que los señores patronos se organizan en cámaras, es exactamente la misma lógica”, dijo la legisladora.
“Violentar el derecho a la sindicalización, dinamita uno de los pilares de nuestro sistema democrático. El proyecto instaura la vía administrativa, es decir el inspector llegará a la finca, y si se encuentra con una falta muy grave, sanciona en el lugar, y eso va a la vía administrativa, que es una vía muy rápida. Por supuesto que el señor patrono, como en cualquier sistema, tiene derecho de apelar en un estrado judicial”, explicó Mora.
DIARIO EXTRA intentó conocer la posición de Ministerio de Trabajo, pero a pesar de la solicitud de entrevista, no hubo respuesta al cierre de esta edición.
CÁMARAS Y EMPRESAS SE SACUDEN
La Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (Canapep), y la Cámara de Bananeros, rechazaron las acusaciones, así como el Grupo Acón, y la Piñera Hacienda Ojo de Agua Todo Natural, al ser consultados por este medio. También se consultó a la Corporación del Monte, pero no dieron respuesta a las consultas.
Édgar Quirós, presidente de la Cámara de Bananeros, atribuyó las denuncias de las trabajadoras a la coyuntura electoral, alegando que los “sectores sindicalistas y de izquierda comienzan a hacer ataques”. Sus declaraciones las dio después de que señaló analizaron dentro de la cámara el abordaje al reportaje que realizaba DIARIO EXTRA.
Alexander Arana, asistente de Presidencia del Grupo Acón, alegó como parte de su defensa que: “Contundentemente manifiesto que no es cierto que en las empresas que conforman el grupo empresarial conocido como Grupo Acón, se den casos de violación a los derechos laborales de las trabajadoras(es). Por el contrario, y diferente a lo que ocurre en otras fincas de la industria, en nuestros centros de trabajo existe un excelente ambiente laboral, buenos salarios y gran estabilidad. La presunta persecución sindical es un mito que algunos pretenden mantener. Personas a quienes les incomoda que la realidad de las fincas bananeras sea hoy día diferente a la de hace 30 años, personas que no quieren la paz en la relación entre patronos y trabajadores, sino que pretenden mantener un ambiente de discordia y de anarquía. (…) La señora Sarmiento fue presionada por otras compañeras de trabajo por terceros para que mintiera y achacara la pérdida de su bebé a la labor que realizaba. Ella misma ha manifestado que ya ha tenido otras pérdidas, relacionadas a causas propias de su organismo reproductor”.
El candidato presidencial, y diputado Antonio Álvarez Desanti, quien también es parte de la industria del banano, rechazó las acusaciones de Sitrap, de que en sus empresas se experimenta persecución sindical.
“No es cierto, nosotros somos respetuosos de las leyes”, alegó.
La Hacienda Ojo de Agua, se defendió señalando que su empresa “es generadora de empleo en la zona. Las mujeres constituyen un grupo importante de nuestros colaboradores y no hay ningún tipo de persecución sindical, ni laboral para nadie en nuestra organización”.
Abel Chávez, presidente de Canapep, insistió que la Cámara ha sido enfática, que si hay violaciones a los derechos laborales deben elevarse al Ministerio de Trabajo.
“En el caso de la finca me extraña mucho, porque es una empresa que ha estado muy apegada a la legislación del país de bienestar social”, indicó.
El país exporta al año 100 millones de cajas de banano, según datos de Corbana al 2015, y 2,4 millones de toneladas de piña, al 2016, según afirma Canapep. Ambos cultivos son enviados principalmente a Estados Unidos y Europa.
Dinamizan la economía nacional, pero a la sombra de ultrajar los derechos de sus empleados, según alzan la voz las manos de quienes los producen.
CRÉDITOS: Foto: Herbert Arley
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Martes 02 Mayo, 2017
HORA: 12:00 AM
FUENTE: http://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/331390/trabajadoras-denuncian-aborto,-acoso-sexual-y-agresiones